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Apenino

Un rayo de sol

JAB-2039
CD Digipak
9,006,00

Como dice su título, el segundo álbum de Apenino es como un haz de luz que, de algún modo, ilumina y hace justicia a toda la obra de su "alma mater", Marco A. Maril (en Dar Ful Ful y, ahora en Apenino) y que, en este trabajo, se multiplica por cada una de las diez canciones que lo integran. Una explosión de sonidos y de emociones que ni siquiera el contundente final de "Ceremonia de clausura" puede detener.

Como todos los discos de Apenino, grabado entre su estudio de casa y el de Abrigueiro, con la inestimable ayuda de Arturo Vaquero, "Un rayo de sol" es especial y se hace casi imprescindible desde la primera escucha. Nos acerca a un mundo misterioso que en realidad no parece tan lejano, pero que sin embargo resulta inaccesible. Por tanto, una dimensión mágica de la realidad que sólo podemos compartir con el autor mientras escuchamos su música: pop de corte electro-acústico (a cargo, principalmente, de ukeleles y mandolina), elaborado sobre una sutil base electrónica, que culmina un amplio espectro de arreglos que van desde el más modesto ruido, a la orquestación más rotunda. Para los que se adentren por primera vez en él, su forma de entender la música puede estar en la misma sintonía de artistas como Múm, East River Pipe, Casiotone for the Painfully Alone, Khonnor, Patrick Wolf o la propia Ana D (voz en "El balneario"), por mencionar sólo algunos exponentes de un estilo personal como pocos.

Pues bien, después de escuchar más detenidamente "Un rayo de sol", el disco más brillante, visto desde fuera, de la discografía de Apenino, y mirar hacia atrás, podemos ver que su trayectoria se desarrolla en una constante apertura al exterior. Y es que, una vez conquistado su mundo interior, con el EP "En la hora azul", y lanzar al exterior un bumerán de ida y vuelta, con el segundo, nos encontramos, en su tercer disco, a un Apenino valiente y dispuesto a descubrir mundo (el de fuera), a viajar. Consciente o inconscientemente esta evidencia tiene traslado al aspecto musical de un disco más deslumbrante, si cabe, que su predecesor ("Bumerán, bumerán"). En primer lugar, porque con "Un rayo de sol" Apenino demuestra que no es una estrella fugaz que recorrió el cielo gallego y cayó al mar, por contra, su luz, su manera de hacer música pop es paciente y tenaz, como la de un orfebre del siglo XXI, y los resultados de su trabajo deslumbrantes y luminosos, como el rayo de sol que da título el disco. Tal vez siga siendo una "rara avis" dentro del panorama independiente español, pero su constancia y perseverancia le convierten en un artista de largo recorrido y hacen de su proyecto un seguro para mantener viva nuestra ilusión y una esperanza para los que creemos en el futuro de la música pop. En segundo lugar, porque haciéndose fuerte en un estilo basado en la sencillez, que incluso deja en un rincón a la guitarra (excepto en "Sol de Japón" grabada con motivo del recopilatorio "Bon voyage"), ha conseguido dotar a sus canciones de una fuerza y un poder resplandecientes, que le permiten entrar en contacto con el público del otro lado del mundo sin necesidad de cantar en otro idioma que no sea el castellano. Siempre a base de ukeleles y mandolinas, instrumentos poco usuales pero ya inseparables de Marco A. Maril, autor de todas las canciones (salvo "Bellow the stars", perteneciente a The Field Mice), demuestra que no hace falta ser una estrella para encandilar al que, con un mínimo de sensibilidad, se deje acariciar por sus melodías.

Llegados a este punto, el de las melodías de Apenino, se hace necesario hablar de las canciones, por ser aquellas parte esencial de sus composiciones. Y en "Un rayo de sol", a pesar de la sencillez instrumental con la que han sido llevadas a cabo, más que nunca han adquirido una pegada inédita en su repertorio, sobre todo en el caso de "Días de septiembre", sin duda el tema más diferente y sin embargo tan coherente como cualquier otro del disco. Gracias en gran medida al desarrollo compositivo que han tenido y a los arreglos orquestales o no (porque de todo hay) que dilatan la emoción hasta alcanzar los límites de la épica en los momentos más intensos (Apenino y sus seguidores también merecen esos momento de gloria) de un disco que se abre con la emblemática "El chico de la camiseta a rayas", inspiradora de la ilustración de Fernando Vicente (en la portada diseñada con Nacho Olivares), que es la perfecta introducción a lo que viene después. En este sentido, las letras en "Un rayo de sol" tienen mucho que ver con la explosión de la que antes hablaba, por su fuerza emocional y hasta por su trasgresión visual. Basta con repasar algunos títulos para lograr entender" "El amor nos hace viajar", "La canción del verano", "Nos sienta grande""

En resumidas cuentas, el poder de las cosas sencillas, la fuerza de los detalles, se hacen en este disco más palpables que nunca. Sin ir más lejos, la voz de Marco se revela más cálida y cercana que en anteriores trabajos, hasta el punto de transmitir una seguridad que parece inquebrantable, que ayuda a aumentar el efecto comunicador, a expresar sus simbolismos y sus mensajes, a "Recordar"" Como no podemos olvidar comentar y destacar la participación de Ana D en este disco (que reaparece cuando están a punto de cumplirse diez años del sublime "Satélite 99"), cantando "El balneario", con su inconfundible voz que, de la mano de Marco y en la misma línea, encaja a la perfección con las demás en una dulce y vaporosa simbiosis.

Tracklist

    01. El chico de la camiseta a rayas
    02. El amor nos hace viajar
    03. Bellow the stars
    04. El balneario
    05. Días de septiembre
    06. La canción del verano
    07. Sol de Japón
    08. Recordar
    09. Nos sienta grande
    10. Ceremonia de clausura