El único disco de Lou Anne reunió, canción a canción, todas sus señas de identidad, hasta conseguir alcanzar la máxima cota de intensidad, belleza y sensibilidad. Un estilo caracterizado por un sonido de guitarras de amplio repertorio, con evidente querencia a las texturas más clásicas del rock y del pop, la omnipresencia del órgano, instrumento básico a la hora de dotar junto al bajo los ambientes y las atmósferas requeridas por sus canciones, las filigranas de las voces y la contundencia de una base rítmica encargada de cimentar y ponerle paredes a cada una de sus composiciones.

Cuarenta y cinco minutos impresionantes que completan un álbum intenso, emocionante y rico en matices, como su música y su manera de interpretarla, una extraña y sabia mezcla que, con toda naturalidad, a veces aflora suave a la manera de los clásicos (The Byrds, Flying Burrito Brothers, The Beach Boys o Belle & Sebastian) y otras sobreviene tormentosa con la fuerza de algunas especies en peligro de extinción (My Bloody Valentine, Stereolab, Yo La Tengo o Sonic Youth). Una doble conexión a través de la cual pocos grupos como Lou Anne son capaces de transmitir esa energía positiva que generan y cambiar de golpe el signo de nuestro estado de ánimo. La razón tal vez la encontremos en el carácter que imprimen a su música, la riqueza y la variedad de las fuentes que surten e influencian sus composiciones y que lograron configurar una personalidad que se deja sentir en este disco desde el primer acorde de la atmosférica "Suddenly", hasta el último aliento de la country "Softly gone".

01. Suddenly
02. You came in
03. Semitone
04. Stereo
05. New in dee
06. Where to go
07. Weep my eyes
08. Roomlandhome
09. The american dream
10. Breething here to stay
11. Softly gone